Las singularidades determinantes para cualquier estado de crisis se resumen en la ocurrencia inesperada de sucesos o series de eventos complejos específicos, circunstancia contingente e imprevisible que genera elevados niveles de incertidumbre y amenaza de manera tácita o explícita la integridad funcional de un sistema organizado, de modo que la continuidad relativa sólo es posible como resultado de una transformación sustancial drástica de características irreversibles.