El significado de la ERCVT
La necesidad de un servicio de Evaluación del Riesgo Cardiovascular Total para la Actividad Física gestionado por DXT San Gerónimo en el ámbito de la región de Santa Fe, con cobertura amplia de todos los aspectos relacionados con la construcción de un cuadro actualizado del estado de salud del individuo, las prevenciones implícitas, y un pronóstico a corto y mediano plazo con el propósito de establecer un plan para el desarrollo de la aptitud corporal, merece una atención particular en el contexto presente.
El sentido mismo no es la propia realización de la evaluación del RCV, sino el ordenamiento y la modificación de las conductas actuales del paciente, de acuerdo con los parámetros que resultan de la suma de los estudios, contrastados con sus hábitos de vida corrientes, cualquiera sea su naturaleza. La intención guía es que la información debe dejar de ser patrimonio sólo médico y pase a ser un activo del paciente: al conocerse, podrá tomar conciencia sobre el riesgo potencial de ocurrencia de un evento cardiovascular, situación que puede modificarse, atenuarse o evitarse de manera temprana con cuidados, controles y hábitos de vida saludables.
El uso personal de esta información no sustituye ni contraría a la labor de su médico de cabecera o de los especialistas que convergen en su asistencia sino, por el contrario, facilita y fomenta la comunicación colaborativa para el provecho mutuo.
La asistematicidad imperante
En buena parte de los casos que se presentan de manera cotidana, las personas comienzan a practicar sin un plan específico, y por lo tanto no realizan mayores consideraciones en lo que hace a la necesidad de un progreso paulatino en duración e intensidad del esfuerzo, como en la viabilidad de las metas a conseguir; como consecuencia añadida, resulta imposible realizar un seguimiento ordenado de los parámetros más elementales y de la eficacia esperable de la actividad.
Por ejemplo: un individuo puede proponerse ejercitar para perder peso, sin tener la más somera idea de cómo incide el ejercicio en ello, cómo debe adecuar la ingesta de alimentos, cuánto peso puede perder en un intervalo de tiempo determinado, qué importancia tiene la hidratación adecuada, y cómo afecta todo esto a su salud.
Muchas veces, y con una recurrencia alarmante, algunas personas son propensas a elevar el nivel de autoexigencia por muy encima de su tolerancia máxima al esfuerzo (como en las sesiones de crossfit) sin advertir que el organismo tiene sus límites y que, en ciertos casos, esos topes son más bajos que lo presupuesto y están condicionados por factores de peligro de falla que desconocen y que pueden comprometer seriamente a la salud y a la misma vida.
Paso a paso
La consigna central debe remitirse a la imposición de procedimientos rigurosos, concretos y efectivos de
- valoración previa
- determinación de metas
- avance progresivo
- control sistemático
- supervisión autorizada
- estimación de la eficacia
- reevaluación frecuente
El primero y más significativo de los pasos en esta dirección es la valoración del estado actual real de la persona para contraponerlo con los objetivos que se fija y ver si son alcanzables a través del cúmulo de acciones que piensa desarrollar para lograrlos; a la vez, esta evaluación hace posible el descubrimiento de elementos condicionantes inadvertidos o latentes capaces de conspirar contra la integridad de su salud.
La evaluación del RCV (screening de riesgo cardiovascular), por su amplitud de factores en observación y por la importancia preventiva, es el conjunto de estudios por excelencia para resolver las decisiones que involucran actividad física moderada a intensa.
Los controles que se realizan en la determinación del RCV tienen también una utilidad práctica para la detección precoz y diagnóstico temprano de otros riesgos clínicos, patologías y cuadros de alteración del estado de salud.
Los factores de riesgo, el riesgo total y los casos emblemáticos
La presunción de que un atleta entrenado constituye el segmento más sano de la población puede ser por completo errónea: la progresión de enfermedades y trastornos, en especial cardiovasculares, puede discurrir silenciosa y pasar desapercibida si no se realizan controles específicos y detallados frecuentes.
Cada cierto tiempo llegan noticias de que personas que practican deportes regularmente y de forma profesional sufren problemas cardiovasculares severos y eventualmente mueren de manera súbita.
Si se estudia la estadística, el porcentaje es insignificante, pero la conmoción que producen modifica la percepción de la gravedad del problema e introduce una preocupación –favorable– en la gente.
¿Cómo es posible que un deportista joven, con una capacidad física elevada, colapse sin explicación aparente mientras practica?
Las causas de eventos cardiovasculares en deportistas menores de 35 años se deben, en su mayor parte, a anomalías preexistentes de origen congénito (miocardiopatía hipertrófica, anormalidades coronarias, incremento de la masa ventricular) que sólo se evidencian a tiempo mediante estudios minuciosos.
En mayores de 35 años, las razones se centran más en la enfermedad coronaria y la ateroesclerosis (la isquemia y el infarto de miocardio son responsables de la mayoría de los casos) para las cuales el ejercicio físico puede ser un desencadenante de cuadros severos.
Si bien la actividad provoca dilatación coronaria, también puede producir vasoespasmo en segmentos con ateroesclerosis y conducir a una isquemia; el aumento de la presión sistólica y los cambios en las dimensiones cardíacas pueden llevar a la ruptura de placas de ateroma que obstruyan arterias.
Una característica reiterada de estos cuadros súbitos está dada en que la sinergia de los factores potencia los efectos: pequeñas alteraciones en los valores normales para cada estudio pueden desencadenar consecuencias devastadoras.
Cuando 1 + 1 >> 2
Con relativa frecuencia, y cuando no se inscriben dentro de un sistema de evaluación exhaustivo e integrado del RCV, los diversos estudios que se solicitan, analizados por separado, no proporcionan una información que lleve a sospechar la probabilidad de una falla general en tanto, desde el punto de vista parcializado, las variaciones respecto a la media considerada normal no parecen relevantes.
El riesgo de sufrir un evento cardiovascular (lo que se denomina Riesgo Cardiovascular Total, RCVT) es siempre superior a la sumatoria de todos los factores de riesgo analizados por separado.
Por esta razón, cuando se presentan, los cuadros de incidentes graves o fatales resultan tan sorpresivos como catastróficos, al tiempo que son más difíciles de resolver porque no hay una previsión que disponga recursos para la emergencia.
El riesgo subyacente
La actividad física puede aumentar o reducir los niveles de glucemia –algo muy improbable en una persona sana– en personas que sufren de diabetes mellitus, muchas de las cuales ni siquiera saben que son portadoras de esta enfermedad, lo que obliga a ampliar el estudio del RCV a la medición de estos parámetros.
Consideraciones similares a las ya expuestas sobre las arterias coronarias en mayores de 35 años se aplican, de modoanálogo, a los vasos que irrigan el sistema cerebral; en ocasiones, el ejercicio intensivo puede conducir a accidentes cerebrovasculares (ACV) de tipo isquémico, o a ictus hemorrágicos traumáticos.
Por qué y para qué
El RCV per se es una condición o característica de un individuo o de una población de individuos que se asocia con un compromiso aumentado de desarrollar una enfermedad cardiovascular (ECV) futura o de agravar una patología presente, evidenciada o no.
La evaluación del RCV tiene 2 objetivos complementarios entre sí:
- Inmediato: estratificar (segmentar) a los pacientes en función de las posibles complicaciones que pueden enfrentar en el corto plazo, y adoptar las medidas para evitarlas o atenuarlas.
- Mediato: identificar a los pacientes que –sean o no portadores de cardiopatías o enfermedades vasculares– se beneficiarán con tratamientos en el mediano y largo plazo, con independencia de la conducta que se adopte en lo inmediato.
El propósito central de la evaluación es siempre valorar el RCVT con la finalidad de reducirlo o, en el mejor de los casos, eliminarlo.
Los factores de riesgo presentes pueden ser:
- comportamientos o hábitos (tabaquismo, sedentarismo, desórdenes alimentarios)
- rasgos hereditarios (historia familiar, enfermedades congénitas)
- variables paraclínicas (niveles elevados de colesterol, HTA, hiper/hipoglucemia)
El componente común de la población a estudiar, como ya se ha visto, refiere a personas que puedan encontrarse ante un eventual RCV.
La evaluación total
El conocimiento de los factores de RCV permite tratar a cada uno de ellos a tiempo y evitar su convergencia hacia eventos mayores: el RCV Total es siempre mayor que los factores considerados por separado.
La evaluación para el estudio y diagnóstico temprano de la enfermedad cardiovascular incluye:
- análisis clínicos de laboratorio completos
- electrocardiograma en reposo
- eco-Doppler cardíaco color
- radiografía de tórax
- ergometría (electrocardiograma de esfuerzo) sobre cinta
- eco-Doppler de vasos renales
- eco-Doppler de la aorta abdominal
- monitoreo ambulatorio de presión arterial de 24 horas
- estudios opcionales y complementarios que sea necesario hacer según el caso
La utilidad de la evaluación global del RCV reside en la posibilidad de:
- Identificar los pacientes con más riesgo que requieran atención e intervención inmediata
- Motivar a los pacientes a adoptar conductas y terapias de reducción de riesgo
- Establecer la intensidad de las conductas de reducción de riesgo en forma individualizada
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